Oro es oro dónde se encuentre, más tu cinismo fue amor en el reflejo del caño, luego de larga noche de carnaval. Sonriendo como siempre, me dirás: "la vida simple está sobrevalorada"
Al final yo sonreiré deseándote mal, como recita la costumbre, en una malversación de ideas de lo que debería ser una buena noche.
Ya no hay punto en la conversación, todas las letras han desfilado para despedirse, mudando las palabras suaves y desvistiendo las ofensivas en un tránsito torpe y furioso.